Robar una sonrisa


Robarle una sonrisa al día. Esa fue la propuesta que recibí el otro día en un email como proyecto del día, de la semana que comenzaba. No era mi propuesta, era la propuesta que cada día mi amiga, la que contestó mi email, me hacía.
Me pareció excelente. ¿Qué mejor propósito para el día de hoy?, pensé en aquel momento. Robarle una sonrisa al día. ¿Sonríen los días? ¿Nos sonríe el mundo que nos rodea? No mucho, ¿verdad?. Yo vivo en un mundo de tristezas, necesidades sin cubrir, problemas, escaqueos, infidelidades… ¿Dónde encontrar la sonrisa? No lo sé. Me puse a buscarla desde aquel mismo momento. No había manera de encontrarla. Han pasado varios días y no hay manera. La semana se pasa, los días se terminan y… no hay manera de encontrar la sonrisa para robarla. Mis alumnos no sonríen… se ríen de mi. Mis compañeros no sonríen… están cansados de tanto trabajo. Mis hermanos no sonríen… están solos. Mis amigos no sonríen o sí…  no lo sé, casi no los veo, no comparto. ¿A quien robarle la sonrisa en el día de hoy, ayer y mañana?
Quiero robar la sonrisa de aquel que me la regala al levantarme. Del chat matutino inesperado. O la media sonrisa del compañero que no quiere que le preguntes que tal la clase ya que quiere esconder los verdaderos sentimientos. La mirada cómplice de un amigo o amiga que te ve a lo lejos. La pregunta sonriente que verdaderamente se interesa por mi. El saludo más o menos efusivo de un hermano cuando llegas a casa. El sueño tranquilo en el sillón y acompañado por el que a tu lado quiere disfrutar de la televisión. La disculpa sincera para pedirte perdón…. Muchos pequeños atisbos de una sonrisa que puede ser robada y hecha mía: los detalles de los otros que me hablan de Dios, de su amor, de sus caricias para conmigo. Esta sonrisa si que la quiero robar y hacer mía.
No me gusta mucho robar, no es del todo aconsejable. Quiero devolver lo robado. Me gustaría poder descubrir la manera de devolver la sonrisa que os he robado. La manera creo que es sencilla: un poco de gratitud a todos los que se acercan a mi vida, una palabra amable a los que hacen algo por mi, aunque sea rutinario, un abrazo a aquellos que necesitan ser abrigados, un palabra sincera a los que buscan seguridad, un tiempo para el que no lo tiene, un sms para aquel que está lejos, un beso al que hace mucho que no se le acerca nadie, una pregunta a aquel que quiere contarte algo… todo esto sumará una sonrisa de Aquel que sonríe sin parar y con sinceridad de ver corretear en este mundo a los que quiere, sus hijos.
Robaré una sonrisa de los otros, regalaré una sonrisa a los otros, nuestros gestos hablarán de ti, te harán presente.

Comentarios

merleta ha dicho que…
Gracias por un post que hace pensar.
Nuestro mundo "civilizado" es muy serio y poco dado a sonreír. Todos andamos demasiado estresados y la sonrisa se cultiva en la tranquilidad y la paz interior. Tenemos miles de excusas para no sonreír. Seguro que lo lamentaremos tarde o temprano-

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