Por nosotros
Muchas he pensado y explicado la opción de Dios por
nosotros. Muchas veces me ha maravillado el misterio de la Encarnación. Para
mi es el gran Misterio que cambia mi vida. Hace que me sienta querido, valorado como persona
pecadora que soy, me siento amado por Dios… quizá suene extraño pero para mí
tiene un sentido existencial tremendo en mi vida. Este Misterio, Dios que se
abaja para ser como uno de nosotros es la mayor palabra de Amor que se puede escuchar. Me quiere como soy. Ese
abajamiento, esa redención desde el subsuelo de la condición humana hace que mi
autoestima, admiración y adoración del Dios de Jesucristo sean posibles y
llenas de un sentido profundo.
Ahora viene mi planteamiento existencial. ¿Cómo voy
a poner pegas a su voluntad? ¿Cómo voy a ser estrecho y poco generoso en la
respuesta? ¿Quién soy yo para negarme a ‘lavar los píes’ de los que se acercan
a mi vida? ¿Cómo mirar para otro lado ante el que sufre, el que está en la cola
de este mundo si mi Dios se ha puesto el último para poder susurrarme al oído
que me quiere?.... Así surgen miles de preguntas, de cuestiones que mueven mi
fe, que mueven mi capacidad de responder a ese Amor tan grande: se rebajó y se
hizo uno de tantos…
Nunca hubiera podido imaginar explicar esto desde el
relato de la Anunciación
explicado
de esta manera (artículo completo). ‘Por tanto, no hay nada paranormal en el
hecho de que María llevara sobre sus entrañas al hijo de un extraño. Más bien, todo es
muy humano, demasiado humano. Lo sobrenatural es que María, con el amparo del
buen hombre que posiblemente fue José, amase al hijo de sus entrañas’.
Lo último de lo último, lo sobrenatural es que Dios sea capaz de hacerse presente en la más pura y dura condición humana. Este es el Misterio… por nosotros.
Lo último de lo último, lo sobrenatural es que Dios sea capaz de hacerse presente en la más pura y dura condición humana. Este es el Misterio… por nosotros.
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