Dos miradas, dos preguntas, dos centros... desde los que vivir cada día, desde dónde hacer tu proyecto de vida.  
En uno el centro soy  yo y todo lo que esto supone, todo los demás está a mi servicio, elijo según lo que me conviene, sin mirar nada más. 
En el otro es el otro, el prójimo, y cómo le puede afectar lo que yo decida o haga para que él esté mejor. 
En una el otro está a mi servicio, si me molesta no me interesa, que se 'aparte'. Estoy lejos del otro. 
En otra me convierto en prójimo, pensando más en el otro que en mi. Mi presencia quiero que sea de ayuda.
 
Hay que elegir y hay que hacerlo en la vida cotidiana, en la piscina, en clase, en el trabajo, en casa, en un viaje, en una comida, conduciendo... Pensar más en el otro, y en cómo puedo ayudarle más, es lo que va a transformar el mundo, esto se llama compasión. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Obispo de Roma

Ser carmelita

Perder la prisa