'Venid y ved'
(Primera y última reflexión de la oración de la mañana en el Campo de Trabajo Juventud Carmelita de 2025.)
Somos enviados. ¿Somos conscientes de ello? Ser enviado a una misión lleva consigo la responsabilidad de hacerla verdad, la tarea diaria del compromiso, conocer bien al que nos envía. Tener una misión supone saber cuál es, conocer bien dónde vivo y cómo vivo para hacerla posible, ser conscientes de mis limitaciones y mis dones para poder llevarla a cabo. La misión a la que hemos sido enviados por Él, es un anuncio creíble y responsable del mensaje del Evangelio. Puede parecer sencillo pero no lo es, ya que para que sea creíble tiene que ir acompañado de un testimonio de vida, de una coherencia de vida, de un proyecto de vida, el mío, que lo avale, que le dé fuerza y lo llene de verdad. No estamos solos en esta misión, el Señor nos envía de dos en dos, somos testigos con otros. El otro me ayuda, me apoya, me anima, me levanta… Yo tengo la misma responsabilidad con él. Cuando la misión es compartida, el otro es una parte muy importante de mi compromiso y responsabilidad. Mi relación con él será una parte importante del testimonio.
….
Todo es cuestión de encuentro, de estar con Él, de reconocerle, de quedarse, de no buscar nada más. Él tiene una invitación para nosotros, muy sencilla, muy concreta: estar con Él. La respuesta es nuestra. Ese respeto profundo a nuestra condición, a nuestra libertad, a nuestro pensar y sentir, sobrecoge. Tenemos que movernos, tenemos que ir, tenemos que estar a su lado.
En la vida buscamos encuentros que nos cambien la vida. Un grupo de amigos que no nos dejen fuera, con los que se llene lo que somos de alegría, de risas, incluso de proyectos. Una pareja que nos complemente, con la que podamos vivir en amor lo que somos, a la que respetar y amar como es. Sabemos que estos encuentros, hechos realidad y verdad nos cambiarán la vida. Así nos cambió la vida el encuentro con la familia, nos estaban esperando para ayudarnos a ser.
El encuentro con Jesús también es de estos encuentros transformadores. Se llena la vida de otra luz, de otras propuestas. No deja indiferente ni su abrazo, ni su misión, ni su propuesta, ni su llamada… ‘Venid’. Nos espera, nos acoge, nos escucha, nos conoce, nos ama… Propiciemos ese encuentro, llenémoslo de amor y verdad… nos cambiará la vida, ¿por qué tener miedo si Él nos ama?
Comentarios