«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.» Jer 31, 15 Muertes inocentes por mil intereses de poderosos vestidos de ideologías y de razones interesadas que no miran más allá de su religión, de su historia, de su tradición, de su poder… Muertes inocentes con nombres diversos, con rostros de infancia diferente pero con el mismo valor, la misma dignidad, con la misma tierra que hay que compartir y de la que no se puede expulsar al otro. Muertes inocentes de jóvenes que bailan o disparan, que se defienden de una injusticia manifiesta, de un atentado que no hay palabras para condenar. Muertes inocentes de madres rotas en las entrañas que abrazan a los hijos sangrando por el odio retenido y explotado en forma de misil, de bomba, de venganza. Muertes inocentes de soldados, de fanáticos, que obedecen sin rechistar a órdenes de lunáticos o iluminados que no saben ver a la persona que hay delante de un adjeti
Las víctimas no tienen banderas, tienen llanto que enarbolan al viento, gritos que hacen temblar la tierra, dolor que rasgan los corazones, soledad y pérdida. Ante ello... La indiferencia se esconde, para que aparezca el compromiso. La mirada se llena de lágrimas, que abren los ojos a la única verdad, la persona. La impotencia se vuelve inconformista, para salir a la calle, abrir la puerta, acoger o gritar ¡¡¡basta!!! Los imposibles mueven por dentro, renovar esperanzas, tareas y caminos. El dolor es compartido, no lo aminora, no lo hace desaparecer, pero parece que es menor al ser contigo. Mujeres, niños, ancianos, jóvenes, vulnerables de la tierra... queremos que vuestros nombres llenen nuestro corazón, para mostrarlo en el abrazo amoroso, ayer, hoy y siempre.
En ocasiones no se necesita ni una palabra para expresar los verdaderos sentimientos. Solo una imagen y un silencio lo expresa todo, se rasga el alma al verlo. Esta imagen me recuerda a 'La Piedad' de Miguel Ángel, una mujer judía (María) y su Hijo (Jesús) en brazos. Esta imagen es de una mamá palestina y su hijo. La misma tierra, el mismo dolor de la violencia, de la injusticia, de la muerte. Solo pedir una oración por todas la víctimas. El dolor no tiene bandos o banderas, el dolor habita en los corazones. La muerte no sabe de territorios o pasaportes, de religiones, solo sabe de hombres y mujeres. Dios es de vivos, Dios nos es de guerras y atentados, que no lo manipulen, que no lo utilicen para hacer daño, no es verdad, su Dios, nuestro Dios, es Amor, Encuentro y Vida. Hemos sacado a Dios de la realidad, ellos y nosotros, y la realidad se ha llenado de odio, de venganza, de injusticia. Necesitamos profetas que denuncien con verdad, que propongan la manera de restaurar la al
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